Veo

Imagino que llego al borde. Allí donde no se sabe qué sigue, pero conozco lo anterior.
Camino solo para sentirme acompañado. En el borde de este universo extiendo mi mano y la misma acción empuja mi universo más allá. Estiro mi pierna y del otro lado puedo sentir como se abre más aún. Ya no es el instante que solía morir. Mi tiempo no es el tuyo, pero compartimos que todos son los tiempos distintos. Simultáneamente. Eternamente el eclipse reverbera en el universo de todos y de nadie.
Compartimos la soledad de sentirnos acompañados. En una oscuridad tan iluminada que no la percibimos. Algunos la llaman realidad. Yo prefiero llamar a esto, efímeroconsustancialeterno.
Imagino llegar al borde. Caminando solo para sentirme a tu lado. Reverbera mi pensamiento, mi acción, en la nada. 

constelada obstinación de una neurona de insomnio perdido

Vuelve, vibra.
Son las visiones de un abismo que nunca se llenará. Son las dos treinta y siete  de la madrugada. El ardor de los ojos no hace que se entreguen al inconsciente. Miedo, tal vez. No sé. ¿Qué sé? Las certezas no existen a estas horas. Cada segundo una eternidad que vuelve, vibra en cada centímetro de piel. Pasar y no. Una cosa es y no es. Ves y no ves. La oscuridad alumbra las sombras de cosas olvidadas, de cosas casi superadas. Que no creía. Pero ahí estaban. Ahí. Y percuten, repercuten las puertas con cada latido, como queriendo entrar o queriendo salir. ¿A dónde? Si lo supiera... ¿Si lo supiera qué? No sabría que hacer. O sí. Por lo menos la acción se emprendería y no estaría en este estado de letargo, levedad, incredulidad, soberbia indecisión.
Culpa a aquello que mueren sin haberse preguntado de dónde viene ese aire. Culpa al espejo que nunca te mostró cómo gozar del pleno aire sin preguntar. No pidas permiso.
Pero sí...

Destiempo

Un reloj
Un centímetro
Un metro
de metal,
de madera.

Algo dimensionable que se construye
con experiencias, de eso se trata.

Pero del que no se habla
ahí es donde nace el vacío
Está ahí
Vos no
o sí, pero no se sabe.
Lo que no se habla no se sabe.

Esta exteriorización es la clave.
Es la llave de la piel. Separa el adentro
del afuera, conteniendo lo incontenible.


¡Prohibido...!

Ya es tarde...