El Hombre

Caminando sin ver, llegando sin ser. Espero que el destino donde atino aspirar sea el mismo que al llegar cuando imagino estar en él.

Sin rumbo ni final, es el azar mi guía, que al final de esta vía voy a encontrar a alguien o algo que me haga pensar que no estoy errado.

Sin abismos ni espejos que guíen los pasos, solo soy solo; y todo es todo. Sin mar, ni cielo que digan qué es bueno, que digan qué es feo.

El horizonte, allá. Donde lo pueda ver. Infinitamente alcanzable, palpable como el frío de mis pies desnudos. Tan creíble como cuando creo volar dándote la mano.

No solo es el limbo, ni lagrimas desesperadas, es sentir que no tengo nada para darte, abrigarte o matarte.

A veces me siento solo en compañía de mi soledad, que más que sola siempre está acompañada. Bañada en alcohol, empapada en dolor. Encendida con calor y frío.



Las palabras retumban en mi cabeza, y el silencio parece hacerse más agudo, más hondo. Tanto que hay veces que tengo que golpear la mesa para saber que existe el sonido. El mismo que me devuelven las paredes negras y húmedas que me rodean.
Como un trapo en una silla, recostando mi cabeza en la mesa, no entiendo motivos ni razones. Cosas que ya no tienen sentido. ¿Sentido? Sí, el mismo que encontraste para abandonarme.
Me paro, camino alrededor de la mesa y te veo. Y me disgusta hacerlo. Pasé días en la puerta de tu casa esperando que te asomaras a la ventana a mirar el sol. Y sonrieras. Para poder aferrarme a la esperanza que algún día volvieras.
Ya no son las mismas cosas. Ni el tiempo tuyo, ni el mío son iguales. Los años te pasaron encima, y a mi cada día me cuesta mas levantarme. Algunas mañanas me pregunto que pasaría si estuviera con vos, y el vacío me inunda. Como el que tenés entre tus manos en este instante. Frío, cruel, pero con una verdad. La del abismo. Sin elecciones sin matices. Sin grises. Porque no todo hubiera sido bueno. Pero a la vez me llena de calidez. Y es por eso que estoy acá.
La esperanza es lo último que se pierde, dicen. Pero para vos ya no existe. Ni esperanza, ni deseos. Todas esas variables aleatorias de probabilidades las ignorás. Solo existe una. La vasta profundidad que te separa de la verdad. Y yo ya no sirvo para sembrarte la duda, y todo lo que te falta. Y decidís tomártelo con calma, y con el punto justo de soda.
La habitación parece cerrarnos. Esto me da miedo y grito. No me escuchas, y tomás la verdad por las riendas, y decidís probar el sabor de la sangre. De la libertad de la materia.

El revolver se posa en tu sien. La mano te tiembla, los ojos no mutan, pero tu mano empieza a temblar y se deja caer. Tu expresión de vacío se perturba y brotan lágrimas de algún rincón. Agarrás el abismo con tus dos manos y lo llevas a tu boca.
Solo somos 2, y el mismo. La verdad es que ya no estás. Y los pájaros vuelan. Yo, no me quiero olvidar de vos, pero ahora tendré que habitar otro cuerpo. De nuevo solo soy solo. En este mar de incertidumbre soy mi mástil, mi barco, mi proa, que sostiene y nos contiene. Solo soy solo con todo y completamente yo.

El Alma

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