Lo que pienso

Después de tanto tiempo creo al fin haberte encontrado. Parado bajo la lluvia donde mis ideas no me mojan creo que ahora sé como termina todo esto. ¿Pero qué sentido tiene que estés en ese lugar si para mi esto ya no es un enigma?. No representa para mí un dilema de principios o de moral social. Sos la única que salta a la vista entre las demás y por eso me enamorás con tu sonido tan particular.

Busco remplazarte. Perdido en el camino me ato a un vicio sin ganas de seguir, de discutir con quien se acerque y me diga algo. El humo que envuelve el veneno y la tarde de lluvia recordando que algún tiempo creí estar cerca de vos me hipnotizan y cautivan la mirada hacia mi espacio en blanco. Ese vacío que representa el todo y la nada a la vez. Y que traté de rellenar tantas otras veces sin ningún éxito.

Pero qué cruel de mi parte decir esto: “rellenar ese espacio”. Si solo hay una pieza que pueda entrar en ese lugar del rompecabezas incompleto. No tengo dudas de que sos vos y no otra, pero me da miedo pensar que si estás ahí esto tenga un final, y no exista nada más que me motive a seguir, que me estanque en el camino, y encharque el paso de los que vendrán. LLenás esa soledad preocupante que me desvela en las noches estrelladas. Sos la respuesta a tantas preguntas incompletas, y en esa perfección me desconscertás. Es la posibilidad de saltar el abismo, creer en algo, terminar con la angustia que me genera esta situación.

No soy tu dueño y te puedes fugar al alba, o a la noche cuando nadie te vea y yo capaz me despierte pensando que tal vez no exististe y me culpe, si es que te recuerdo, de no haberte pedido que te quedaras. Sos libre y eso me motiva aún más para invitarte a que vengas con tu sonido cautivante y resuenes en las paredes.

Sin pensar logro alzar mi mano y con la birome escribirte. Mi cuento está terminado con tus letras negras.